
La reconocida cantante y compositora Ángela Leiva celebra con gran entusiasmo una trayectoria llena de éxitos y logros con el relanzamiento de su nuevo álbum titulado “15 Años”. Este trabajo especial no es solo un simple recopilatorio; es una profunda revisión de seis de las canciones más emblemáticas de sus primeros dos discos, reversionadas con una sensibilidad única que refleja su notable evolución musical y personal a lo largo de los años.
Con “15 Años”, Ángela Leiva rinde un emotivo tributo a su historia musical y a los fieles fans que la han acompañado en este camino lleno de desafíos y triunfos. Este álbum no solo celebra su pasado, sino que también abre la puerta a nuevas posibilidades y sonidos, mostrando su versatilidad como artista.
Ángela ha logrado capturar la esencia de sus primeras obras mientras las actualiza con un toque contemporáneo en lo que es un testimonio de su dedicación y pasión por la música, y un recordatorio de que su viaje apenas comienza.
¿En qué momento te encuentran estos 15 años de carrera?
La verdad que hecho este álbum le da el broche de oro a estos 15 años como para cerrar una etapa y empezar otra mucho mejor.

¿Qué etapas cerrás?
Una etapa de mucho aprendizaje. Fueron 15 años donde yo como artista tuve que aprender mucho y como mujer también, porque a veces cuando uno intenta separar el artista de la persona, no funciona. Ha costado, pero hoy aprendí a verlo desde otro lugar, de honrar esa historia y sobre todo también haberme embarcado en este proyecto donde tenía que volver a grabar canciones que ya había grabado de muy chica. Eso me significó emocionalmente muchas cosas, muchos recuerdos, fue remover muchas cosas que por ahí estaban bloqueadas.
¿Qué queda de aquella Ángela de 21 años?
Yo creo que muchas veces soy bastante inocente, pero es lindo también y hay que usarlo como herramienta por un ratito y después vuelvo con el remo.
¿En qué momento te diste cuenta que la música pasó a ser un trabajo?
Desde el momento en que comenzó mi carrera y me encontré con 800 shows por mes. Subirse al escenario, estar sin dormir, viajar horas y horas, comer mal. Todo es un aprendizaje porque hoy yo sé lo que es pasar por todo eso, entonces hoy elijo otras cosas, elijo dónde, cómo y de qué manera tocar.
¿Cuándo pudiste empezar a elegir?
Hace unos años, te diría, cinco años. Un día estaba con mi manager y le dije, "Ale, ya está, ¿no? Ya estamos para parar". Fue después de la pandemia, aprovechamos ese envión que lamentablemente nos tocó de la pandemia, donde muchos lugares tuvieron que cerrar, y dije, "bueno, entonces me voy a alinear para hacer los shows que yo quiera y empezar a hacer los lugares más importantes de los festivales". Hoy, después de cinco años, te puedo decir que lo logré.
¿Tuviste algún momento en que quisiste dejar todo? Decir, no, esto no, no me gusta, no me convence…
No sé si porque no me gusta no me convence, sino porque estaba sumergida en una psicología, en una psicopatía que viví con quien fue mi manager y mi pareja por muchos años. Me hizo creer que realmente yo sin él no era nada y que si yo me quería separar de él, mi carrera se iba a ir a pique, que iba a desaparecer. Entonces un día me levanté y dije, ¿sabes qué? Si ese es el precio que tengo que pagar para no estar más con este tipo, lo voy a hacer, me voy a dedicar a otra cosa, voy a vender ropa, lo que sea, y estaba muy equivocada, obvio.
¿Y cuando te diste cuenta que estabas equivocada, que ibas a poder igual?
Automáticamente cuando me animé a tomar la decisión, tenía mucho miedo y le tenía miedo a él también. Hice un comunicado para la prensa, sobre todo para la comunidad artística en la que yo me movía en ese entonces, anunciando que yo no trabajaba más con él y el teléfono que habíamos puesto, que lo puse con una amiga que trabaja conmigo, no paraba de sonar, o sea, era una cosa impresionante. Tenía el teléfono colapsado de tantas llamadas que llegaban a la vez, era algo que yo nunca había visto y ahí estábamos con mi amiga, con Kari, y nos mirábamos y llorábamos las dos porque no podíamos creer lo que estaba pasando. Y ahí me di cuenta de que todo lo que me había dicho él era mentira, lo que pasa que bueno, ahora tenía que quitarme un montón de miedos de encima y salir adelante y lo logré, lo hice.
Y a partir de ese momento se me ocurre que, más allá del aprendizaje ese positivo, también tuviste aprendizajes negativos. ¿Cómo lo superaste?
Con terapia, constelaciones, biodescodificación y sobre todo reforzar mucho el amor propio, que es lo que a mí me llevó a estar sumergida en relaciones tóxicas y donde yo pasaba a ser un trapo de piso. Pero porque también yo no me valoraba, no dejaba que otros opinen por mí, decidan por mí, y tuve que aprender que esa es la base de todo, de cualquier vínculo en la vida. Y hoy no te digo que soy una experta, que me amo, que qué divina que estoy, pero es un trabajo diario de todos los días.
Y en lo musical ¿cómo fue el cambio de esa etapa?
Y fue muy difícil. Cuando empecé a trabajar de manera independiente, mi expareja no paró de querer trabarme en todos lados no es que se quedó quieto. De ahí empezaron las denuncias y toda la historia que ustedes ya conocen. Y fue muy difícil meterme nuevamente al estudio y grabar canciones, tenía mucho miedo, mucha inseguridad. Logré esa situación de apropiarme de mi carrera, de mi historia, de mi voz, porque ya te digo, él me decía que sin él no era nada, entonces fue muy difícil, fueron muchos años de relación (ocho). Era muy heavy.
¿Y ahora cómo estás?
Muy feliz, en un momento donde, con 36 años, soy una mujer que sabe que ha pasado mucho en la vida, que ha aprendido, y que le falta mucho por aprender. Ahora disfruto de cada momento, y sobre todo, tengo esa suerte de formar mi propio equipo de trabajo, de dirigir mi propia carrera, mi material, mis canciones, esto también fue un proyecto que yo dirigí y produje desde un lugar de mucho amor y también de muchas emociones, entonces yo creo que es eso lo que me llevo, que por fin hoy soy dueña de mi carrera.