En los rincones de la escena musical, Alan Gómez emergió como un destello, pero su talento y trabajo lo consolidaron como un artista en constante ascenso
Por Josefina Armendariz y Agustín Contepomi
Desde su nacimiento un 28 de agosto en Merlo, Alan se vio envuelto en la música que escuchaban sus padres. Los ecos de diferentes géneros conjugaron su espíritu de productor y lo convirtieron en un amante de la música, listo siempre para vestir la piel de un nuevo hito.
A los doce años, ya musicalizaba las noches como DJ. En cada evento, llevaba consigo su pendrive y engalanaba el aire con su pasión. “Yo era el que llevaba el sonido. No me importaba si me pagaban, yo me podía quedar 6 horas ahí, pasando música en la mía, ya de chico era así, manija”. “Mi escuela siempre fue YouTube. Siempre fue como: ‘No sé hacer esto. Listo, investiguemos’. Realmente todo lo que sé, lo aprendí en línea, no solamente YouTube, pero la base siempre salió de ahí”, revela.
Pero su carrera alcanzó alturas insospechadas cuando se unió a L-Gante en la producción de una canción para su promoción escolar: “El Baile de las Egresadas”.
Junto a DJ Tao y Nicolás Del Negro, Alan dio forma a un movimiento musical, una sinfonía única conocida como el turreo. Si buscáramos una definición, podríamos decir que es una combinación de cumbia y reggaetón. A través de sus remixes, imprimió un sello distintivo y contribuyó al florecimiento de esta nueva corriente. “Hoy ya tiene su nombre y está súper implantado, ya es un género, pero antes no había nada.”
No obstante, su dedicación y pasión por la música dieron un salto en 2021. Junto a su equipo, ideó las “missions”, una experiencia única en sus sesiones. Con una puesta innovadora, rompió los moldes establecidos en sesiones junto a artistas como Rei, Mesita y La Joaqui. En ellas, entrelaza lo mejor del turreo con la marca personal de cada aliado.
En el 2023, deslumbró con la "Mission 51" junto a FMK, donde también mostró su versatilidad como productor. También lo hizo en la "Mission 14" con Micro TDH, la novedosa fusión con el cuarteto de Luck Ra en la "Mission 15", y en continuó con la internacional "Mission 16", en compañía de Ovy On The Drums y Ryan Castro.
Aunque orgulloso de su contribución al movimiento del turreo, Alan reconoce su papel como participante activo, no como creador. Como una nota vibrante en la sinfonía de ese arte. Mientras tanto, sigue buscando nuevos horizontes en su viaje musical.
A su vocación de productor, se suma su vocación de generar una comunidad que ayude a exportar el género y poner a Argentina en el mundo: “Creo que también es ir y explicarlo. Hoy en día ya tenemos referentes porque ya es un género, así que es bastante fácil. Pero, estamos en la búsqueda de eso, porque jamás pasó que un género argentino lo haga un puertorriqueño, un español… Va a ser todo nuevo, así que para eso estamos”, arroja.
Sos tapa de una revista y de una revista especializada en música…
Es increíble estar ahí, peleamos y lo conseguimos.
¿Tenés algún recuerdo de otra tapa? ¿De ver algún artista como María Becerra, Lit Killah y Duki?
Hace mucho nos propusimos algún día lograr esto. Creo que estar ahí es como un aval porque no cualquiera puede estar ahí. Entonces, estar entre los grandes es increíble, una sensación que ni yo me creo.
Te está pasando que se empiezan a convertir rápidamente los sueños en realidad…
Sin duda, día a día estamos experimentando, día a día estoy aprendiendo cosas nuevas. Es como que tengo miedo a todo, pero a la vez es como ansiedad también a esto, porque también luchamos tanto, tantas cosas nos pasaron y que recién ahora están cayendo los frutos.
¿Qué contarías de vos a los que no te conocen?
Que soy un chico normal de barrio, de Merlo, amante de la música, tanto chamamé como rock como cumbia. Me han inculcado, creo, que todos los géneros y por eso soy productor. Soy amante de la música, todo el día escucho música, todo el día estoy haciendo, todo el día pensando en música, entonces eso te hace como amante, fan de la música.
A los 12 años ya estabas pasando música, ya eras DJ…
Si, desde chico ya era como que, si había una juntada, joda, cumpleaños, lo que sea, Alan era el que llevaba el pendrive. Alan era el que llevaba el sonido. No me importaba si me pagaban, yo me podía quedar seis horas ahí, pasando música en la mía. Ya de chico era así, manija.
Y tenías la suerte de que le sacabas un equipo de sonido a tu papá, la computadora a tu mamá…
Arranqué con la computadora de mi madre, que era una marca súper china, tenía parlantes que eran de mi padrastro y para mí era: “Ya está, llámenme de donde quieran que estoy, no importa la capacidad, no importa lo que sea, estoy”. A veces me prometían que me iban a pagar, a veces hacían vaquitas y no llegaban a pagarme, pero a mí no me importaba, a mí me encantaba pasar música, lo único que importaba era eso. Arranqué de a poco y con poco, pero hoy lo pienso y me doy cuenta que nunca lo pensé por el lado de la plata, ni por nada, yo lo único que quería hacer era pasar música y estar a cargo de eso, de que la gente pueda bailar, prenderse, ese es mi trabajo.
¿Te sigue pasando lo mismo? Al margen de que ahora tenés profesionales que ayudan a cobrar…
Me sigue pasando lo mismo, apenas llegamos antes de cada show y ya quiero salir a darlo, sentir la alegría de la gente y los gritos, es una sensación única.
¿Terminaste el colegio colaborando con L-Gante?
Sí, en mi último año del colegio yo egresaba y lo que quería hacer era crear un tema para lo que es mi promo. Yo ya estaba investigando cómo producir y quería hacer un tema así. Justo L-Gante era uno de los artistas con los que me hablaba y le había dicho si estaba para hacer un tema para mi promo, porque lo único que quería hacer era que en mi curso lo escuche y nada más. Entonces le mandé un mensaje, le mandé una pista, me envió las voces y así surgió el tema. El primer tema, “El Baile de las Egresadas” fue furor. A los meses se pegó en Bariloche, entonces a partir de ahí empezamos a trabajar. Desde septiembre a diciembre tuvimos un montón de fiestas de egresados y cada dos o tres boliches lo cruzaba a L-Gante. Surgió así como una locura, o sea, como algo pensado para lo que es mi curso y bueno, después terminó explotando.
De alguna manera ustedes con Nico del Negro, con Tao, generan el turreo, algo que pasa a ser un estilo de vida…
Sí, hoy el turreo ya está súper implantado. Ahora una persona sabe lo que es, pero antes, cuando nosotros iniciamos, cuando DJ Cabeza comenzó, no había nombres, no había nada, era como un ritmo, era como una manera de los DJ, de nosotros, de hacer que los temas puedan gustar a la gente de acá. Entonces, era empezar a meter un poquito de ritmo, un poquito de cumbia, experimentar. Creo que ese es el fin de los remixes, el fin de lo que yo hacía: experimentar. Y que le guste a la gente y poder escucharlo en un boliche y en el auto, y que te genere algo. Hoy ya tiene su nombre, ya está súper implantado, ya es un género, pero antes no había nada.
¿Te das cuenta que sos parte de los que generaron un movimiento nuevo?
Sí, me siento partícipe de lo que es turreo y RKT. No el creador, pero sí uno de los que hoy en día lo está pudiendo llevar a otro nivel, como muchos de los artistas que hay. Pero nada, me siento súper partícipe desde cero. Me parece súper loco también que cuando apenas empecé había que explicarles a los artistas de acá y de otros países qué es el turreo. Pero solamente lo tenés que hacer una vez y solamente lo hacemos nosotros, que somos los primeros, los pioneros. Uno no se da cuenta de la dimensión, pero bueno, si esto perdura en el tiempo, seremos ídolos.
¿Es verdad que tenías como una comunidad en la cual compartías las pistas y de esa manera tus canciones sonaban en muchas discotecas al mismo tiempo?
Sí, siempre fui una persona a la que si le pedían algo lo prestaba ¿Te gusta ese sonido? Toma, úsalo. Me siento identificado con la mayoría de los sonidos que escucho hoy en varias canciones… que son cosas que capaz las largué por el 2017, 2018, pero hoy están de moda. Es como súper raro porque no lo hice yo, pero son mis sonidos.
¿Cómo sería un instructivo bien rápido para enchular una canción y convertirla en turreo, en RKT?
Para crear un turreo, un RKT, un remix, lo primero que hay que hacer es arrancar a capela, ponerle alguna sazón, un ritmo cumbiero, un ritmo que hoy ya saben todos que es el turreo. Güiro, bajo y con eso ya vas a poder lograr un súper turreo.
Te convertiste en alguien bastante nerd de tanto oficio, pero no dejas de ser de la generación de youtubers…
Sí, mi escuela siempre fue YouTube. Siempre fue como: “No sé hacer esto, listo, investiguemos”. Realmente todo lo que sé, lo aprendí en línea, no solamente YouTube, pero la base siempre salió de ahí.
¿Parece increíble esa tríada que formaron con Tao y con Nico?
A Nico, que es mi manager, lo conocí porque él era manager de DJ TAO y road manager de LIT Killah y estaba en busca de un equipo, de agrandarnos. Con Nico tuvimos una conexión bastante importante y hoy sigue siendo mi manager. Influyó mucho en mi carrera, en los proyectos, en el género también, no solo en mí, sino en un montón de personas.
Las “Missions” llegaron para ser diferentes, y se fueron al espacio...
Sí, realmente fue todo como una locura. Teníamos que hacer nuestras propias sesiones, yo ya no quería hacer más remix porque teníamos cada vez más problemas con el copyright. Dijimos: “Bueno, ¿qué hacemos? Nos gusta el espacio, ¿qué hay para hacer? ¿Una nave? Listo, ¿hacemos una nave? Sí, listo”. Y realmente así fue, no lo pensamos un segundo y en seis meses lo logramos. No podíamos creer lo que habíamos creado porque realmente éramos dos monos. No es que había un súper equipo que se encarga detalle a detalle. No sabíamos nada de nada, estábamos pintando todo nosotros, era una locura. Pero bueno, así quedó y también las cosas de corazón creo que salen mejor.
Parece una escenografía de Star Wars…
Mi padrastro es fan de Star Wars y tenía una visión de eso también. Pero nada, era una locura. Realmente teníamos que crear un universo desde cero.
La “Mission” número 1 fue con Rei y él no tenía referencias de qué hacer porque fue el primero.
Real. Cuando yo inicié mis propias sesiones fue como: “Bueno, ¿qué es lo que sé hacer yo? Turreo, listo. Pero ¿cómo le explico a un artista qué es el turreo? No había ningún tema, solamente creo que estaba L-Gante, pero era tirar una base y que el artista improvise, realmente fue así. Rei fue uno de los primeros que me dio el aval.
Así cada uno empieza a tomar vida propia y empiezan a asociarse los artistas…
Si, también creo que entre los artistas del género nos potenciamos y experimentamos. Porque también todos los ritmos que hay y demás son experimentos. O sea, nunca se ha escuchado una cumbia mezclada con el reggaetón, un güiro y demás. Jamás se ha escuchado eso, entonces nada, mientras que estén todos dispuestos a algo nuevo, a algo propio, vamos a seguir avanzando.
Si somos puristas, el reggaetón se puede pensar en Puerto Rico, pero ya vemos cómo lo va degenerando cada país.
Sí, igual creo que la escena de cada país es súper diferente. Pero pensando en mí o en lo que es el turreo, creo que este año o lo que se viene también es eso. Traer gente nueva, gente fresca, que se meta al género, que lo entienda, que lo exporte. Creo que también es ir y explicarlo un poquito. Hoy ya tenemos referentes porque ya es un género, así que es bastante fácil. Pero estamos en la búsqueda de eso, porque jamás pasó que un género argentino lo haga un puertorriqueño, un español… Va a ser todo nuevo, así que para eso estamos.
Con FMK salieron con la “Mission 51”, fue al revés que Bizarrap con Londra, vos se lo diste el 51 directo…
Sí, FMK me había dicho que era su número favorito y dije: “Bueno, hagamos la Mission 51”. Justo él también maneja un poco lo que es el espacio, entonces era como bueno, así que lo unimos y ya está, vamos a darle.
¿Con Luck Ra no pintó hacer un cuarteto con turreo?
Eso sí es un experimento real. Lo que pasó con Luck Ra fue que yo tenía una súper idea. O sea, él se maneja, por lo que vi, con mucho cuarteto. Entonces, le tenía que plantear una idea de cuarteto y algo actual. Así que decidimos mezclar un poco lo que es el cuarteto con el género de ahora, que tampoco es RKT, es más reggaetón. Así que fue como un invento realmente mío, porque bueno, un poquito de cuarteto, un poquito de perreo, un poquito de esto, un poquito de lo otro y salió.
¿Te ves haciendo una “Mission” con La Mona o con La Konga?
Ya hoy creo que con cualquier artista puedo hacer música.
Últimamente estás viajando un montón a Estados Unidos. En Miami estás a punto de tener un cuarto con tu nombre… Una experiencia gigante.
Sin dudas, creo que la experiencia de viajar afuera en función de adquirir información es única. Aprendés un montón. Yo siento que absorbo absolutamente toda la información que se me presente. Y allá afuera creo que está todo avanzado, allá ves todo lo que sucede. Gente que admirabas o que escuchabas de chico, y capaz que están ahí grabando lo tuyo o estás grabando con ellos. Entonces es como un sueño, por decirlo así. Para alguien que le gusta la música o pertenece a la industria, viajar o estar en Miami o en estudios súper grandes es lo mejor que hay.
¡Y te fuiste a hacer colaboraciones internacionales!
Con Ovy on the Drums, un productor colombiano que yo desde chico, cuando me metí en la música ya lo admiraba… Hoy tengo la posibilidad de trabajar un montón de cosas con él. Hicimos “Amanecemos”, la “Mission” de Micro TDH y también presentamos la “Mission” de Ryan Castro.
Si fueras cantante ¿con qué productor te gustaría trabajar?
Si cantara me juntaría con Ovy, con Big One -que creo que también es alto productor- y con Alan Gómez.
¿Te ves trabajando como productor de pop o de otros géneros?
Hoy pienso a futuro y me veo como un productor de cualquier género, pero me veo como un productor de buenas canciones. O sea, así es como me veo, no me veo ni con el turreo, ni con el RKT, ni con el reggaetón, ni con la balada, ni con nada, creo yo que voy más por mi nombre y por lo que pueda llegar a ser un artista con Alan Gómez. Mi foco siempre va a ser hacer una buena canción.
¿Cuáles serían tus máximos deseos? Tocar en el Súper Bowl, en el Madison Square Garden…
Uno de mis primeros deseos puede ser montar a un yankee al turreo; ser papá me gustaría; poder ser un artista con el que la gente se sienta identificada o que le guste también como persona y como persona de superación también, ¿no? A las cosas de la vida, creo yo. Eso es un deseo para mí.
Sos alguien que prácticamente no toma alcohol, no consume drogas, no te quedas hasta tarde, sos más de ir, tocar y no quedarte hasta el final. Y eso genera mucho foco y conciencia. Parece difícil en alguien que tiene 22 años…
Creo que en la vida, o más en la vida de un artista, van a pasar un montón de cosas en las que uno se tiene que rescatar o ver qué es lo mejor, que es lo que conviene y lo que no. Lo ideal -y lo que también aprendí- es siempre hacer las cosas bien. O sea, mientras que haga las cosas bien, mientras que seas buena persona, creo que nunca te va a suceder nada malo. Obviamente siempre hay trabas, siempre hay piedras en el camino, pero mientras que tengas la conciencia limpia de que hiciste todo bien vas a ir superando cada meta. O sea, no digo que todo fue rápido, porque realmente no, vengo hace un montón de tiempo. Pero como que a cada caída hay que levantarse, soy fiel creyente de eso. Y aunque no me levante ni mi vieja, ni mis amigos, ni nadie, aunque capaz que ni lo sepan tampoco, es como que la disciplina de uno tiene que estar bastante preparada para esos momentos. Creo en Dios también y eso me ayuda mucho.
Hablemos de tus tatuajes…
Este es el último que me hice. Es un ojo, representa la misión. Después tenemos un mundo. Lo que es el astronauta, los planetas. Por este lado tenemos “Ambición” que es una de las palabras y conceptos que más me gusta. En el pecho tengo tatuado una cruz y en la ingle tengo la patita de mi gato. Por último, debajo de la oreja tengo este que representa el reproductor musical de Spotify.