La cantante comparte su visión artística y el poder del amor que atraviesa cada una de sus canciones.
El 18 de octubre de 2024, Carolina Donati lanzó su tercer álbum de estudio, titulado Me Fui de la Fiesta. Este disco, que llega tras el éxito de los singles “Locura” y “Paraíso”, es un viaje sonoro a través de la complejidad de las emociones humanas, donde la nostalgia y el optimismo se entrelazan en un delicado equilibrio. Con una propuesta que combina el pop y el rock, la artista reafirma su presencia en la escena musical latinoamericana, ofreciendo una obra que invita a la reflexión y la celebración.
Me Fui de la Fiesta se compone de ocho pistas que abordan temas universales como el amor, el desamor y la búsqueda de la felicidad. Desde el inicio, con el tema homónimo, la artista nos introduce a su mundo con un potente acople de guitarra distorsionada. La letra refleja un anhelo de amor que se siente tanto a través de su ternura como de un leve despecho. Donati, en una especie de monólogo interno, comparte sus contradicciones e inseguridades, convirtiendo cada canción en una confesión íntima que resuena con su audiencia.
Una de las sorpresas del álbum son los separadores que sirven como breves descansos. Temas como “MD”, con su auto-tune robótico, y “Y”, con una sonoridad lo-fi cruda, aportan variedad y muestran la versatilidad de Donati como artista. Esta diversificación sonora es un testimonio de su creatividad y deseo de romper con las expectativas tradicionales del pop-rock.
La segunda mitad del álbum marca una metamorfosis, donde la artista incorpora más instrumentos y secuencias electrónicas. Temas como “Enero” y “Hasta el final” destacan la importancia de la amistad y la cotidianidad, con el mar como refugio emocional. En estas canciones, la compositora ofrece un mensaje esperanzador, manifestando que “todo pasará”, en una búsqueda de superar el dolor.
El cierre del disco llega con “Corazón”, una desgarradora balada que deshace la historia amable que ha precedido. Aquí, Donati invita a la reflexión sobre las lecciones que nos deja el amor y el dolor. La frase “no se programa el amor, no se puede evitar el dolor” se convierte en un mantra que encapsula el espíritu de todo el álbum.
"Me fui de la fiesta" refleja una rica diversidad emocional. ¿Qué momento o experiencia fue clave en la creación de este álbum?
Para mí, componer es una manera de vivir, así que siempre estoy pensando en el siguiente tema o disco. En el caso de Me fui de la fiesta, fui recopilando canciones que había escrito desde que lanzamos ARDE en 2021 hasta 2023. Se las presenté a Pola, el productor, con la idea de iniciar un nuevo álbum. Al seleccionar las canciones, noté un hilo conductor que reflejaba un proceso personal relacionado con una relación que había terminado recientemente. Esto se volvió muy claro para mí. El concepto de "la fiesta" se repetía, tanto de forma literal como metafórica, ayudándome a definir mejor el concepto del álbum. A partir de eso, terminé algunas canciones que eran solo bocetos y escribí los separadores “Y” y “MD” para unir los ocho temas en una misma historia. Aunque fueron tres años tumultuosos, me dejaron valiosas enseñanzas y un gran crecimiento personal que se tradujo en un disco que siento que es el más honesto y representativo de mí.
En un mundo donde predomina la inmediatez, ¿cómo describirías el proceso de creación de un álbum tan íntimo y reflexivo?
Durante mucho tiempo, me sentí presionada por la inmediatez, como si necesitara sacar nueva música rápidamente para no desaparecer. Este proceso de tres años me llevó a cuestionar constantemente por qué hago música y qué significa para mí. Pasé por momentos oscuros en los que pensé en dejarlo todo. Pero, tras una búsqueda personal y un toque de magia, encontré una respuesta que me liberó y me permitió reconectar con la creación musical desde el disfrute. Para eso, necesitaba tiempo. Hice un gran esfuerzo por no dejarme llevar por la ansiedad. Soy una artista que necesita procesos creativos lentos; requiero espacio y tiempo para escribir, reflexionar y producir las canciones. Así que un día le dije a Pola que necesitaba espaciarnos en los encuentros de trabajo para poder procesar todo. Es un ejercicio consciente porque, al abrir las redes, ves que pasan mil cosas y sientes que te quedas atrás. Pero gracias a la paciencia y mi experiencia previa, logré hacerlo a mi manera.
Tus letras abordan dudas y temores personales. ¿Cómo te sientes al compartir esas vulnerabilidades con tu público?
Afortunadamente, no lo pienso demasiado. Siempre he sido muy sincera y transparente, y eso se refleja en mis canciones. También son una forma de procesar lo que me sucede. Al compartir mis experiencias, he encontrado a muchas personas que resonaban con mis letras, lo que se ha convertido en una motivación para seguir en este camino. Recibo mensajes de fans que dicen que se sienten acompañados y menos solos gracias a mis canciones, y eso me parece hermoso, ya que a mí también me conmueve cuando la música me hace sentir así. La vulnerabilidad es algo que admiro y celebro.
El concepto de "fiesta" a menudo evoca celebración. ¿Qué significado tiene para vos esa "fiesta" de la que te alejaste, y cómo se relaciona con las experiencias que narras en el disco?
En el disco, el concepto de la fiesta tiene un sentido tanto literal como metafórico. Hay relatos situados en contextos nocturnos y festivos donde la seducción y el deseo están presentes. Quería mostrar una parte de mí que había estado un poco oculta en mi música. Por otro lado, irse de la fiesta también representa la incomodidad social que a veces siento en ciertos lugares o con ciertas personas, de las cuales he decidido alejarme más de una vez. En un sentido metafórico, alejarme de la fiesta simboliza dejar un vínculo que parecía espectacular desde afuera pero que no me hacía bien; en esos casos, prefiero irme a descansar.
Colaboraste con varios artistas en el pasado. ¿Hay alguien con quien sueñes colaborar y que creas que podría aportar algo especial a tu música?
¡Muchísimos! Pero la colaboración con la que más sueño es con Santi Motorizado. Ojalá algún día pueda compartir mi música con él.
Si pudieras organizar una "fiesta" para celebrar el lanzamiento de tu álbum, ¿quiénes serían tus invitados especiales y cuál sería la temática de la celebración?
¡Me encanta esta pregunta! Primero invitaría a todos mis amigos, por supuesto. Creo que una buena temática sería permitir que los invitados traigan a las personas con las que más disfruten. También me gustaría que el dress-code fuera libre, donde cada uno pueda expresarse como quiera. La temática sería ser uno mismo y hacer de esta fiesta tu propia celebración. ¿Puedo invitar a Santi? (risas) Y si se puede soñar, ¡que venga Rosalía!
Si tuvieras que definir este disco en tres palabras, ¿cuáles serían y por qué?
Es difícil, pero elegiría primero “Empoderamiento”, porque este disco surge del regreso a la confianza en mí misma, tanto personal como profesionalmente. La segunda sería “Sinceridad”; siento que este es el álbum más honesto que he hecho, donde no me guardo nada y no hay vergüenza en mis letras. La tercera, aunque parezca un cliché, es “Amor”, porque atraviesa cada canción, ya sea hacia una pareja, hacia mis amigos (como en “Enero”) o hacia mí misma. El amor está presente en los ocho temas y es el motor de todo lo que hago.