
Con sede en Tecnópolis, este sábado comenzó un nuevo Quilmes Rock y pasó de todo. Desde temprano, y en los cinco escenarios dispuestos, una multitud pudo disfrutar de un interesante panorama de lo argentino. Allí, lo mejor de lo nuevo se mezcló en armonía con los grandes clásicos de las últimas décadas.
Por las calles y los rincones del enorme predio ubicado en la localidad bonaerense de Villa Martelli, la música se hizo presente en todo momento. Billboard Argentina estuvo presente para vivirlo con el público y registrar los momentos inolvidables de esta primera jornada que siguen engrosando el recorrido histórico del festival.
Textos: Antonella Lopreato / Ezequiel Ruiz. Fotos: Popi Graña / Tute Delacroix

Lali y Miranda!: las bestias pop
Luego de una entrada épica entre el público y montados a su ya célebre cisne, Ale Sergi y Juliana Gattas soltaron el jolgorio pop que el público del festival venía pidiendo. A puro baile, ritmo, seducción y nada de decepción, a bordo de sus hits pusieron a la multitud a tono con la noche del sábado.
Bailarines lookeados como personal de su Hotel Miranda! entraba y salía de los cuadros ideados para las canciones: hits como "Nadie como tú", "Uno los dos", "Tu misterioso alguien" y "Perfecta" se fueron sucediendo a medida en que el coro popular crecía y crecía. Sin embargo, el público no se esperaba la sorpresa que estaba a punto de llegar. Porque de pronto apareció Lali Espósito y el Quilmes Rock hizo: "¡Pop!".
Sin previo aviso, "la reina indiscutida del pop argentino", tal como la presentó Sergi, apareció para protagonizar uno de los momentos más intensos del festival. La cantante se sumó al show para interpretar por primera vez en vivo “Mejor que vos”, canción que lanzó recientemente junto a los Miranda! como adelanto de su venidero álbum No vayas a atender cuando el demonio llama. Pero para subirla todavía más, Lali se quedó para “Yo te diré” y selló todo con un beso apasionado con Juliana Gattas, al borde de la pasarela. Un broche de oro para un set plagado de estribillos y glamour.
Andrés Calamaro y el festival como un karaoke
"Un abrazo con el mismo amor de siempre. ¡Gracias, Buenos Aires!", saludó Andrés Calamaro al ingresar con su banda-cuadrilla, que de manera novedosa se vio robustecida por una breve y contundente sección de vientos. Y largó su avalancha de éxitos con "Output Input".
Buena parte de la multitud que se juntó el sábado en el Quilmes Rock había sido convocada por el cantante y, en ese sector del predio, no cabía un alfiler. De inmediato, todo se volvió un enorme karaoke ("Sin documentos", "Loco", "Te quiero igual") que estaba siendo disfrutado tanto el público como el artista. "Estamos sacando caos por los poros", definió Andrés, quien con el correr de la noche fue acomodando la voz, rompiendo la métrica de sus versos y pasando del piano a la guitarra.
Con el repertorio ajustado a su Agenda 1999 (esto es: basado en su álbum doble Honestidad Brutal, editado en aquel año), le dio una nueva vida a canciones bastardas como "Clonazepam y circo", "Una bomba" y "El día de la mujer mundial". Pero apuntó directo al corazón con "Tuyo siempre" (que incluyó una coda salsera de "Mil horas") y la siempre balsámica "Paloma", que por un buen tramo fue cantada únicamente por el público.
La aparición de Pity Álvarez en Quilmes Rock
¡Sorpresa! Minutos antes de que Calamaro saliera a escena, las pantallas de los escenarios Quilmes y Rock reprodujeron un video con estética vhs. Uñas pintadas de negro aparecieron en primer plano rasgueando una guitarra criolla. "¿Encima quieren que toque una canción? ¿Quieren que toque una canción o no?", se escuchó fuera de plano la inconfundible voz cascada de Pity Álvarez. Ante el "sííííí" generalizado, empezó con un fragmento de "El rey", canción de Intoxicados.
"De vez en cuando la vida te juega mal / Estás colgando de una soga / Tu chica dice que no te aguanta más / En tu cabeza pasan cosas… Locas", fue la parte que cantó, reversionando brevemente un verso con el que, de alguna manera, devela una pista de cuál puede ser su estado de ánimo actual. Algo que contrastó con su look deportivo-pícaro: vinchas rojas atravesándole la melena platinada, gafas espejadas y una singular remera con el conejo de Playboy.
Durante semanas se especuló con su posible presencia en el festival, el también ideólogo de Viejas Locas grabó su saludo ("Ya me conocen, soy el Pity", se presentó) y una bendición "para tirarle la mejor onda a todos los grupos que van a estar en el Quilmes Rock". "Me muero por estar ahí y también por estar entre el público viendo a las bandas. Pero bueno… Van a tener que esperar un ratito más", dijo el artista y despertó una ovación.
La fiesta de Turf con Milo J de invitado
La banda había calentado motores con una reversión de “Quieren Rock”, aquel himno de Intoxicados, adaptado con su impronta para la campaña promocional del Quilmes Rock. Sin embargo, la verdadera fiesta se terminó de desatar en el escenario con Joaquín Levinton a la cabeza.
“Magia blanca”, “Yo no me quiero casar, ¿y usted?” -con el muchacho que ganó el concurso de dobles de Mick Jagger propuesto en el histórico videoclip del tema- y “Loco un poco” fueron algunas con las que le empezaron a dar forma a su festivo set. Pero el punto más alto llegó con la aparición de Milo J, con quien pusieron en escena la versión de “Pasos al costado” que lanzaron en 2024 como anticipo del próximo álbum del grupo, titulado Polvo de Estrellas.
La Vela Puerca empezó a celebrar sus tres décadas
El sol todavía no se escondía detrás de los escenarios del Quilmes Rock cuando una multitud comenzó a corear “El viejo”. Los uruguayos sacudieron el polvo al repertorio de sus primeros años como una especie de anticipo del gran festejo que están preparando para su venidero 30° aniversario. Esto será 1ro de noviembre en el Estadio Ferro. No tocaron para los fans: tocaron con los fans. Saltos, abrazos, cantos y puños en alto acompañaron un repertorio que no dio respiro. “Muchísimas gracias por esta tarde, gracias por el amor y la ternura que nos han tenido durante tantos años”, dijo el cantante Sebastián Teysera, emocionado, como si estuviera hablando con viejos amigos.
La oscura solidez de Dillom
"Escuché que dijeron: ‘¿Por qué toca Dillom si no es rock?’. ¡Yo soy rock!", desafió el rapero antes de desatar un pogo punkrocker justo cuando caía el sol en el Quilmes Rock. Con la estética dark y el repertorio retorcido de Por Cesárea, Dillom agitó a la multitud que lo estaba esperando.
Aunque se presentaban más tarde en el festival, Dillom no necesitó de tener en persona ni a Lali Espósito ni a Andrés Calamaro para poner en escena "La carie" y "Mi peor enemigo". Así, fueron casi las únicas pistas vocales en este show afilado, tracción a sangre y atrevido. "Al que no le gusta, que me rompa bien el ort…", se rio antes de despacharse con la intoxicada "Buenos tiempos".
Las Pelotas revalidó su chapa festivalera
Apenas después del show de Dillom, sobre el escenario se hizo presente un numeroso grupo de excombatientes de la guerra de Islas Malvinas para encabezar un homenaje. "Les pedimos encarecidamente que no caigamos en el olvido. Que sepan que las Malvinas fueron, son y serán argentinas", exclamaron desde el escenario ante el aplauso respetuoso del público. Para coronar el momento, salió a escena Flavio Cianciarulo para tocar, con su bajo, el "Himno Nacional Argentino". Su interpretación criolla incluyó guiños a dos clásicos rockeros como "Mañana en el Abasto" (Sumo) y "Post crucifixión" (Pescado Rabioso).
Casi como en un plano secuencia, Las Pelotas salió a escena con "Capitan América" y coronó un momento fervoroso para el público del festival. Lejos de dejarla ahí, subieron las pulsaciones con esos encantadores temas que combinan amabilidad serrana y amargura eléctrica, como "Tormenta en Júpiter", “Personalmente” y “Ya lo sabés”. Y todavía más cuando invitaron al cantante Gabriel Dahbar, casi un cosplayer de Alejandro Sokol, para interpretar "Veoyover", "Día feliz" y "Shine". Así, redondearon un poderoso set con el que revalidaron sus credenciales festivaleras.
Un tributo a Hilda, por Hilda
“Cuando voy a un festival como artista, suelo ser bastante literal: toco y me voy”, confesaba Hilda Lizarazu en una entrevista meses atrás. Y aunque su honestidad no dejaba mucho margen para la sorpresa, durante el primer día, la artista decidió desmentirse con hechos: no solo tocó, sino que celebró a lo grande. Después de viajar por todo el país con su show Hilda Canta Charly, dio un giro hacia adentro y eligió el escenario del Quilmes Rock para mirarse con cariño. Esta vez, el tributo no fue a nadie más que a ella. A su historia, a su música. A su delirio creativo.
Vestida con los colores de la bandera LGBTQ+, se plantó frente al público y abrió su repertorio con una versión de "X-Puesta", que sirvió como una especie de bienvenida a lo que se estaba por vivenciar. En escena, todo era Hilda: las pantallas intervenidas con visuales psicodélicos, los brillos exagerados de su vestuario, las coreografías y una banda sólida que acompañó sus ocurrencias.